Sapas, antorcha de los dioses

Shapash (Ugarítico: špš, «sun»), también escrito de forma alternativa como Shapshu, Sapas, Shapsh, Shipish o Saph es una diosa cananea del sol. También tenía un papel como mensajera del dios El/Ilu, quizá su probable padre. En las inscripciones de Ugarit se la refiere como nrt ‘ilm špš («Shapash, antorcha de los dioses»), rbt špš («gran dama Shapash»), y špš ‘lm («Shapash eterna») y se considera equivalente al acadio dšamaš o Shamash, que es el dios masculino del sol en Mesopotamia.

Actúa como intermediaria entre los dioses y los hombres, acompañando sus almas al inframundo. También se le considera guía de los dioses al transmitir las indicaciones del dios supremo El. En los mitos, busca a Baal en el mundo de los muertos para traerle de vuelta ante Anat, que le reemplazó en el trono. Al ser una deidad solar, también se le atribuían poderes curativos y protección frente a las mordeduras de serpiente.

Como es de esperar en una tierra muy cálida, Shapash, la diosa del sol, puede ser una deidad ambivalente según la época del año, dadora de vida o destructora, que puede hacer que los cultivos crezcan con su suave calor o marchitarse por un calor excesivo. A veces se alía con Mavet, diosa de la guerra y en esos momentos, Ba’al, el dios de la lluvia, se considera muerto y los cielos parecen detenerse. Quizás esto se refiera al solsticio de verano, cuando el Sol está en su punto más poderoso y más al norte en su ciclo anual; la palabra solsticio significa «el sol se detiene», ya que parece salir y ponerse en el mismo lugar durante varios días seguidos antes de moverse una vez más hacia el sur. Cuando se restaura a Ba’al (es decir, cuando termina la sequía del verano), lucha contra Mavet, pero Shapash convence a Mavet de que ceda, y Ba’al triunfa.

En la novela se ha escogido la forma Sapas al ser la más cercana a la ortografía castellana.

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