En el Oriente Próximo, el rito funerario común de la Edad de Bronce (3100-1200 a. C.) es la inhumación. La incineración se generaliza en Europa desde el 1200 a. C. y se importa a Oriente cerca del 1300 a. C. en Troya. En Anatolia Central, en el santuario de Yasilikaia había una gran necrópolis hitita de incineración del s. XIII a. C. donde se enterraba a la clase noble, mientras las clases inferiores seguían el rito tradicional de inhumación.
Sin embargo, entre los fenicios el patrón es el opuesto, con tumbas de sillares para inhumación de las clases dirigentes y cremación para los más humildes.
Esto no influye en los bienes que acompañan al difunto: normalmente vasos de engobe rojo y jarros de boca de seta, destinados a contener aceites y perfumes, como forma de ofrenda que indica que los fenicios creían en la vida tras la muerte.
Parte del rito sería una celebración («Marzeh») con gran consumo de vino en honor al muerto, tras la cual se rompe la vajilla y se tira a la tumba.
Los fenicios eligen separar los vivos de los muertos, situando los cementerios a distancia de los ppblados o separados por un río o el mar. Son difíciles de situar al no tener apariencia externa monumental.
Los enterramientos de los más humildes era la cremación en pira colectiva, y luego los huesos eran colocados bien en agujeros en la roca, o en urnas o receptáculos de madera. A continuación eran cubiertas con piedras y tierra y se marcaba el lugar con un montículo de piedras o una estela sencilla.